La colonoscopia es uno de los estudios más importantes para la prevención y detección temprana del cáncer colorrectal, una de las principales causas de muerte por cáncer en el mundo. Este procedimiento permite visualizar el interior del colon y el recto, identificar pólipos (lesiones premalignas) y realizar biopsias cuando sea necesario. Sin embargo, su efectividad depende en gran medida de un factor muchas veces subestimado: la preparación del paciente.
Una preparación adecuada garantiza resultados confiables
Antes de una colonoscopia, el colon debe estar completamente limpio para permitir una visualización clara de la mucosa intestinal. Si la preparación es deficiente, el especialista puede tener dificultades para detectar lesiones pequeñas, y en algunos casos, puede ser necesario repetir el estudio.
“La correcta preparación intestinal es fundamental. Hasta un 20% de las colonoscopias deben repetirse por mala limpieza, lo que implica retrasos en el diagnóstico y mayores costos para el paciente”, explican especialistas en gastroenterología.
El proceso de preparación incluye seguir una dieta especial en los días previos al estudio (generalmente baja en residuos), consumir líquidos claros y tomar laxantes indicados por el médico. También se recomienda suspender algunos medicamentos o suplementos según las indicaciones clínicas.
Prevención que salva vidas
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer colorrectal ocupa el tercer lugar entre los más comunes a nivel mundial. No obstante, es altamente prevenible si se detecta a tiempo. Diversas guías médicas recomiendan realizar la primera colonoscopia a partir de los 45 años, o antes si existen antecedentes familiares, enfermedades inflamatorias intestinales o síntomas persistentes como cambios en el ritmo intestinal, sangrado o dolor abdominal.
Un estudio sencillo, pero vital
La colonoscopia es un procedimiento ambulatorio, seguro y generalmente bien tolerado. Se realiza con sedación y tiene una duración aproximada de 20 a 40 minutos. Gracias a esta tecnología, es posible prevenir el desarrollo del cáncer mediante la detección y extirpación temprana de pólipos antes de que evolucionen.