Recibir un diagnóstico de cáncer de mama es un momento difícil que transforma la vida de la persona que lo padece. No solo implica afrontar cambios en el cuerpo, sino también navegar emociones complejas y reorganizar la vida familiar. Es natural sentir miedo, incertidumbre o tristeza, y es importante recordar que no estás sola en este camino. Contar con apoyo emocional y acompañamiento profesional puede marcar una gran diferencia.
Comprender la etapa y el tipo de cáncer de mama es fundamental, ya que esta información guía las decisiones sobre el tratamiento y la planificación de los próximos pasos. Según la American Society of Clinical Oncology (ASCO), cada plan terapéutico debe adaptarse a las características individuales de la enfermedad. La mayoría de las mujeres con cáncer de mama en etapas I, II o III reciben cirugía como tratamiento principal, a menudo seguida de radioterapia, y muchas también reciben terapias sistémicas que actúan en todo el cuerpo para reducir el riesgo de recaída.
Generalmente, cuanto más avanzado está el cáncer, más intensivo puede ser el tratamiento. Sin embargo, la decisión final se adapta a tus necesidades y a las características específicas del cáncer, incluyendo: si las células cancerosas tienen receptores hormonales, como estrógeno (ER) o progesterona (PR) positivo; la presencia de grandes cantidades de proteína HER2 (HER2 positivo); la velocidad de crecimiento del tumor, evaluada por su grado o marcador Ki-67; tu estado general de salud; y si ya has pasado por la menopausia o no.
En República Dominicana, el cáncer de mama es el tipo de cáncer más común en mujeres y ocupa el primer lugar en diagnósticos, señala la doctora Anjelina Taveras, cirujana mastóloga. “Un diagnóstico de cáncer es una noticia que ninguno quisiera escuchar. Afrontar los desafíos emocionales de este diagnóstico es fundamental y requiere del apoyo del entorno familiar. El acompañamiento suele incluir asesoramiento profesional de oncopsicología y la participación en grupos de apoyo”, resalta la especialista.
La doctora comenta que, en caso de recibir un diagnóstico histopatológico (es decir, una biopsia por aguja gruesa del bultito o nódulo sospechoso) de cáncer de mama, existen dos pasos imprescindibles. Uno es identificar el subtipo tumoral de ese cáncer (que vendría a ser como el apellido que lo identifica); este estudio se realiza en la muestra de tejido o biopsia. “El segundo paso es identificar el estado o etapa del cáncer de mama a tratar, para lo que se requieren pruebas de imágenes del cuerpo completo, de modo que podamos evaluar que el cáncer no se ha esparcido a otros órganos. Con estas dos informaciones organizamos el plan y el orden de los tratamientos: quimioterapia, cirugía, radioterapia y tratamientos subsecuentes”, explica.
La especialista enfatiza la importancia del entorno: “Los familiares y amigos deben crear un espacio seguro donde la paciente pueda expresar sus sentimientos sin juicio, fomentando la comunicación abierta y honesta. Este acompañamiento emocional es tan vital como cualquier tratamiento médico”.
En CEMDOE contamos con imágenes diagnósticas de alta calidad, toma de biopsias, consultas de diagnóstico, seguimiento con mastología y cirugía oncoplástica de mama, oncología médica y psicología. Además, realizamos cirugías ambulatorias de mama y contamos con el apoyo del manejo integral para los servicios aún no disponibles, asegura la especialista.
A pesar de lo desafiante que puede ser el diagnóstico, es importante recordar que hoy existen tratamientos cada vez más efectivos, y muchas mujeres logran superar la enfermedad y retomar su vida con fuerza y esperanza. Con información, apoyo profesional y afectivo, es posible enfrentar el cáncer de mama con valentía y optimismo.