La obesidad afecta significativamente la autoestima de la persona. Las personas con obesidad tienen una imagen corporal distorsionada, lo que a menudo resulta en una baja autoestima y autoconfianza impactando la calidad de las relaciones interpersonales.
Los pacientes suelen experimentar estigma social y discriminación, lo que lleva a sentimientos de aislamiento y soledad, limitando su capacidad para participar en actividades sociales, laborales, familiares y deportivas, además de que el descanso se ve afectado, abriendo la puerta de los trastornos del sueño, como el síndrome de apnea del sueño y esto influye en funcionamiento de una persona durante el día, entrando así en un círculo donde la comida, la imagen corporal y las emociones se ven implicadas.
Además, la obesidad puede aumentar el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y/o metabólicas en general disminuyendo la satisfacción y la sensación de bienestar.
La comprensión de los efectos negativos de la obesidad en la vida diaria de una persona puede ayudar a los profesionales de la salud a proporcionar un enfoque holístico y centrado en el paciente para su tratamiento y prevención.