Mantenerse al día con las recomendaciones y actualizaciones de los organismos de salud es clave para controlar y prevenir esta enfermedad.
La viruela del mono, cuyo nombre fue cambiado recientemente a MPOX por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una enfermedad rara que ha captado la atención mundial debido a recientes brotes fuera de las regiones donde tradicionalmente se ha presentado.
Esta enfermedad es causada por el virus de la viruela símica, que pertenece a la misma familia de virus que la viruela humana, aunque generalmente es menos grave.
La transmisión entre humanos ocurre principalmente por contacto cercano y prolongado con las secreciones respiratorias emitidas por la persona infectada, contacto directo con las lesiones en la piel de una persona infectada, o por contacto indirecto al tocar superficies, vestimentas o ropa de cama infectadas.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas duran de 2 a 4 semanas y pueden incluir los siguientes:
- Fiebre
- Sarpullido en la piel
- Hinchazón de los ganglios linfáticos
- Dolor de cabeza
- Dolores musculares y en la espalda
- Escalofríos
- Cansancio
Aproximadamente de 1 a 4 días después de que empieza la fiebre, se produce el sarpullido característico en la piel que comienza como lesiones planas que luego progresan a pápulas, vesículas llenas de líquido claro o pus, que por último terminan formando una costra. El sarpullido puede causar picazón o dolor, dependiendo de la etapa en que se encuentre.
El diagnóstico se confirma a través de pruebas moleculares.
Tratamiento y prevención
No existe un tratamiento específico para MPOX; existen antivirales que están todavía en investigación y desarrollo, por lo que, por el momento, el tratamiento sigue siendo sintomático.
La prevención se basa en evitar el contacto con animales que puedan estar infectados y con personas que presenten síntomas compatibles. La vacunación para pacientes o personal expuesto o de riesgo y seguir las medidas de higiene, como el lavado frecuente de manos y el uso de equipos de protección personal, son esenciales para reducir el riesgo de transmisión.
Mantenerse al día con las recomendaciones y actualizaciones de los organismos de salud es clave para controlar y prevenir esta enfermedad, especialmente en un mundo donde la movilidad y las interacciones globales pueden acelerar la difusión de virus emergentes.